lovely, you are lovely.

martes, 19 de marzo de 2013

En coma

Al hablar sólo se echan excusas. 
- ¿Esas ojeras?
- He dormido mal. 
Y se acaba el tema. Tampoco vuelven a preguntar el porqué de tus ojos hinchados, las bolsas cada vez más, oscuras, los labios más agrietados o las sonrisas más ácidas. Suponemos que cada uno tiene sus propios problemas, sus propias vidas y su tiempo, que prefieren malgastar soñando despiertos con cosas que tú ya ni te atreves a desear. 
Entre una cosa y la otra, o quizás al principio, o quizás al final, te pierdes a ti mismo. ¿Los sueños mueren de verdad? Siempre creí en que las metas, los sueños y las aspiraciones eran inmortales. Quizás sólo en algunos casos. 
Llega un momento en que decides que eres una cobarde y basta, que tú eso de luchar no lo llevas bien. Que mejor quedarse sentado viendo cómo todo se mueve a tu alrededor, cómo la gente cambia, cómo transforman sus vidas, cómo cuentan novedades. Y tú, estúpido de ti, sigues en ese puto círculo vicioso. Levantarte, respirar, andar hacia dónde tengas que ir, llegar a casa, dormir. 
Sé que lo intentaste, de verdad, pero algunos de nosotros estamos predestinas a observar cómo los demás vuelan sin salir del nido, cómo quieren, odian, lloran, ríen, sueñan. 
Y tú y yo, que pudimos ser cómo ellos, en ese extraño estado vegetal en el que ni se quiere, ni se odia, ni se llora, ni se ríe, y sobre todo, está prohibido soñar. 

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