lovely, you are lovely.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Etérea doncella.

Aquella muchacha de ojos tristes, sonrisa cansada y piel de porcelana. Aquella niña que no anhela jugar, pues aun sigue jugando. El interior de esa mujer es el casino de los pobres diablos que se prenden al verla. Dónde juegan una partida de Poker en su pecho, y apuestan al azar quien disfrutará de ella. Pero siempre pierden, pues ella es suya y de nadie más. Se lo dijo una gitana cuándo era una niña pequeña: 'Chica, no dejes que te usen. La belleza en estos tiempos es un castigo y una tortura. Al ser bella, no serás nada más. No podrás ser lista, ni divertida, ni especial. Serás la niña preciosa.' Y en efecto, la belleza la había vaciado. Tanto, que luchó por que su cuerpo alcanzara la perfección. Cuándo no tienes otra meta en la vida, apuras lo poco que tienes. Sacó lo de dentro fuera, los huesos, las ganas. El miedo se palpaba al contar sus costillas. Nadie la salvaba, nadie estaba suficientemente cerca cómo para hacer que se tragara las ganas de vivir. Así que ella sola se destruyó, en soledad. Demasiado bonita cómo para tener amigas, demasiado vanidosa cómo para que sus padres se dieran cuenta. Demasiado, simplemente demasiado. Desataba pasiones, pero nadie tenía el valor de acercarse. Su mente la jugó una mala pasada, y cayó a un pozo sin fondo. Ya no había miedo, sólo metas. Si caía en el camino, no fallaría a nadie. Esa es la historia de aquella mujer, la que lleva en este centro cerca de cinco años. A estado a punto de morir tres veces. Ella sólo quería sacar la felicidad fuera, pero lo único que tiraba de su piel eran los huesos de la cadera. Sólo la vi sonreír una vez, y es cuándo entró en hospital, cuándo susurró: 'Al fin soy perfecta.'
Esta chica murió sin una mano que agarrar, muerta de frío, y siendo, cómo siempre, demasiado bonita. La única persona que vi entrar en el cementerio, fue a esa gitana, que lloraba exageradamente, y maldecía la belleza, el prejuicio y la falta de valor.

1 comentario: